Para conocer el magisterio de la Iglesia…… Lumen Gentium

Para conocer el magisterio
de la Iglesia…… Lumen Gentium

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Por Barbarita Aranda Gavia, fsp

Uno de los documentos del Concilio Vaticano II es la Lumen Gentium, que
en español significa: Luz de la Gentes, y los aspectos contenidos en esta Constitución Dogmática nos iluminan para vivir la fe, la esperanza y la caridad cristianas.
Para su estudio y reflexión está dividida en ocho capítulos que resumimos en breve reseña, a fin de que obtengamos una idea general de la riqueza y profundidad de su contenido.

EL MISTERIO DE LA IGLESIA
En este primer capítulo se nos hace la invitación de anunciar el evangelio a toda creatura (Mc 16,15), señalando la presencia amorosa del Padre que, como Creador de todo cuento existe, se manifiesta con su sabiduría y bondad, decretando que el ser humano fuera partícipe de su vida divina.
Con la presencia de su Hijo, Jesucristo, nos manifiesta que fue enviado por amor; a él lo reconocemos como Salvador, y quiso quedarse presente entre nosotros mediante su Palabra y la Eucaristía, convirtiéndose en nuestro alimento y luz que nos recuerda que de él procedemos, vivimos y nos dirigimos hacia el Padre Celestial.
El Espíritu Santo, es quién consume la obra del Padre, fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés a los apóstoles reunidos en el Cenáculo para santificar indefinidamente la Iglesia y de esta forma los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espíritu (cf. Ef 2,18).
El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Co3,16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Ga 4,6; Rm 8,15-16 y 26).
Es precisamente el Espíritu Santo quien guía y santifica a la Iglesia, y es quien también convoca y reúne a los creyentes en un solo pueblo, “reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. La Iglesia es reconocida como el Cuerpo de Cristo y la reconocemos, como única Santa y Apostólica y que fue encomendada a Pedro y sus sucesores para continuar
dando a conocer la Buena nueva.

EL PUEBLO DE DIOS
Consta de 9 números en donde se nos describe cómo Dios ha escogido a su pueblo en el Antiguo Testamento y cómo ahora nosotros, seguidores de Jesús, nos ha constituido en los herederos y descendientes de la promesa hecha a los Israelitas por boca de sus profetas: «Heaquí que llegará el tiempo, dice el Señor, y haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá… Pondré mi ley en sus entrañas y la escribiré en sus corazones, y seré Dios para ellos y ellos serán mi pueblo… Todos, desde el pequeño al mayor, me conocerán, dice el Señor» (Jr 31,31-34).
En Cristo, renacidos no de un germen corruptible, sino de uno incorruptible, mediante la palabra de Dios vivo (cf. 1 P 1,23), no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo (cf. Jn 3,5-6), hemos sido constituidos en «un linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo de adquisición…, que en un tiempo no era pueblo y ahora es pueblo de Dios» (1 P 2, 9-10).
También nos describe a la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, como “sacerdotal”, y resalta el sacerdocio común de los fieles y el servicio que le presta el sacerdocio ministerial en virtud de la “potestad sacramental”. Así mismo, analiza el ejercicio del sacerdocio común a partir de los sacramentos de la Penitencia y el Matrimonio, que inspiran la vida cristiana y a la familia, la
cual distingue como “Iglesia doméstica”.
Sintetizando, en la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, el amor del Padre se hace presente en todas las razas de la tierra, unidos en la Iglesia, teniendo a Cristo como cabeza, en la unidad del Espíritu Santo.

CONSTITUCIÓN JERÁRQUICA DE LA IGLESIA PARTICULARMENTE DEL EPISCOPADO

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Para acompañar al Pueblo que Dios Padre se ha escogido, luego de la institución de la Iglesia, Cristo Jesús, instituyó diversos ministerios, y sobre todo, insistió a vivir el mandamiento del amor expresando y conocido como el servicio a la caridad, es decir, el de estar al servicio de los necesitados.

Los obispos son vistos como representantes de sus Iglesias particulares y
a todos, junto con el Papa, como representantes de la Iglesia universal, partiendo del llamado que Jesús hizo a sus apóstoles: “Y así después de haber hecho oración a su Padre, llamó a quienes el quiso” (Jn 20,21).
Los obispos son los sucesores de los apóstoles y los nuevos pastores en la Iglesia hasta el final de los siglos. Por lo tanto, los obispos, recibieron el ministerio para su comunidad en relación con los presbíteros y los diáconos. Así mismo, desglosa el rol y función que tienen los obispos en la Iglesia y las actividades concretas que desempeñan en la comunidad eclesial.

LOS LAICOS
Contiene ocho números, dedicados a la función apreciada y valiosa de los Laicos en la Iglesia. Con el nombre de Laicos se designa a todos los fieles cristianos, a excepción de los miembros del Orden Sagrado y de los estados religiosos aprobados por la iglesia. Los laicos son todos los fieles que,, incorporados por Cristo en el bautismo se integran al Pueblo de Dios y se
han hechos participes, a su modo, de la función Sacerdotal y Profética. Se hace una invitación a que cada laico o seglar sea, ante el mundo, testigo de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y señal del Dios vivo.
Así los laicos tienen un papel muy importante que desempeñar en la Iglesia como bautizados, como miembros activos en la misma, en relación con la Jerarquía eclesiástica y la invitación a seguir buscando la santidad.02-LUMEN

UNIVERSAL VOCACIÓN A LA SANTIDAD EN LA IGLESIA
Este capítulo contiene cuatro números en los que se nos manifiesta cómo estamos llamados e invitados a vivir la santidad todos los bautizados en Jesucristo: seglares, religiosos y quienes forman la jerarquía eclesiástica, “porque está es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Tes. 4,3; Ef 1, 4).
La reflexión de los Padres conciliares, insisten en la invitación del mensaje de Jesús: “Sean pues, ustedes perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48).

LOS RELIGIOSOS
Contiene cinco números que hacen la reflexión sobre la Vida Consagrada, la importancia que tienen los religiosos en la Iglesia tomando en cuenta las diversas etapas de la formación, señalando la profesión de los Consejos Evangélicos y la relación que hay en relación con la Jerarquía de la Iglesia. Puntualiza que hay actividades (apostolado) directas que realizan los
religiosos con las personas, y también que hay otros consagrados dedicados a la contemplación que viven en sus claustros. En cualquiera de los tipos de vida consagrada, destaca que hay una estrecha relación con las autoridades de la Iglesia, ya sea a nivel diocesano (las congregaciones de derecho diocesano) o bien a nivel pontificio (las congregaciones de derecho pontificio).

ÍNDOLE ESCATOLÓGICA DE LA IGLESIA PEREGRINANTE Y SU UNIÓN CON LA IGLESIA
CELESTIAL
Los cuatro números que contienen este capítulo, son una invitación a continuar viviendo nuestra vida cristiana confiando en la misericordia y la esperanza de la vida eterna, y se nos invita a mantener la confianza para tener presente que nuestro Dios nos espera para gozar de Él después de nuestro paso por este mundo.

LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, MADRE DE DIOS, EN EL MISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA.
Es un capítulo extenso de diecisiete números en los que se nos habla sobre el “rol” de María en la historia de la salvación, desde el misterio del Verbo Encarnado, pasando por todos los momentos de la vida de Jesús, hasta acompañarlo en su padecimiento en la Cruz y la espera de los discípulos a la llega del Espíritu Santo. María es la persona más conocida después de
Jesús por los creyentes.
Los padres del conciliares nos dan una buena y profunda reflexión sobre la persona y misión de María, que es la madre de Jesús y Madre nuestra.
Se nos hace la invitación a vivir en la Fe, la esperanza y sobre todo en la vivencia de la Caridad en este documento que está cumpliendo sus 50 años, en realidad te invito a conocerlo, profundizarlo sobre todo a llevarlo a la práctica.

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