La misericordia de los santos en el mes de marzo

Día 4                                                     

San Casimiro (1458-1484)

Misericordioso con los pobres

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Nació en Cracovia el 3 de octubre de 1458, y fue hijo del rey Casimiro IV y de Isabel de Austria, conocida como “La madre de los reyes”, porque tuvo trece hijos y todos fueron reyes, excepto su hijo Casimiro, que renunció al reino de Hungría para consagrarse a Dios.

Se distinguió por su gran amor y servicio que dio a la gente pobre de aquel tiempo, y que abundaba por las calles. Con tan sólo veinticinco años de edad llegó al final de su vida terrena, dejando un gran ejemplo de humildad y servicio entre los pobres y miserables al renunciar a la riqueza y comodidad que estaba destinado si hubiera aceptado casarse y ser rey de Hungría.

Pidamos a san Casimiro esforzarnos por alcanzar la virtud del amor y servicio por los más pobres y necesitados.

Día 8                                                      

San Juan de Dios (1495-1550)

Misericordioso con los enfermos de la mente

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Juan nace el 8 de marzo de 1945 en Portugal, de familia humilde pero muy piadosa. Su madre muere cuando él era muy joven, y tiempo después, su padre también muere en un convento como religioso.

Primero trabajó como pastor y después fue soldado bajo las órdenes de Carlos V. Esta forma de vida militar lo convirtió en un hombre fuerte, resistente y muy sufrido. Después de haber estado en el ejército, trabajó como vendedor ambulante, vendía libros religiosos y estampas. Más tarde se traslada a Granada, y cuando va entrando a la ciudad, se encuentra a un niño pequeño, pobre y necesitado que le dice: “Granada será tu cruz”.

Es también ahí en Granada en donde escucha el sermón que predicaba el sacerdote Juan de Ávila, y mientras lo escucha predicar, Juan comenzó a gritar diciendo: “Misericordia, soy un pecador”. Es entonces que decide repartir su riqueza entre los pobres y dedicarse a deambular por las calles. La gente lo creyó loco y lo atacaron a golpes y pedradas, lo trasladaron a un manicomio donde recibió fuertes palizas y humillaciones, pero a la vez, corregía a los guardias por los tratos que daban a los pobres enfermos.

Finalmente San Juan de Ávila lo convence que deje el manicomio y mejor se dedique a gastar sus energías ayudando a los pobres y enfermos con una verdadera “locura de amor”. Después de muchos sufrimientos de todo tipo, Juan de Dios, muere de rodillas el 8 de marzo de 1550.

Servir a los pobres por misericordia es loable; servir a los enfermos de la mente es aún mayor misericordia porque requiere de mayor humildad y servicio.

Día 23                                                     

Santo Toribio de Mogrovejo (1538-1606)

Misericordioso con los indígenas

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Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo nació el 16 de noviembre de 1538 en Mayorga, España. Sus padres, Luis de Mogrovejo y Ana De Robledo, pertenecían a la nobleza española. En diciembre de 1573, el rey Felipe II, lo nombró inquisidor, y en agosto de 1578, fue presentado a la sede de Lima, en Perú; el Papa Gregorio XVIII lo nombra Arzobispo siendo todavía un brillante jurista y laico. Recibió las órdenes menores y mayores en Granada, y su consagración episcopal en Sevilla en 1579.

Al llegar a Perú en mayo de 1581, lo primero que hizo fue restaurar la disciplina de la vida eclesiástica que se había perdido. Empleó su autoridad para propagar el Evangelio y defender a los pobres, esto le ganó muchos enemigos y fue perseguido. A los que trataban de justificar sus abusos con torcida interpretación de la ley divina, Toribio les respondía con palabras de Tertuliano: “Cristo dijo, yo Soy la Verdad, no dijo: Yo Soy la costumbre”. Estudió las lenguas indígenas para poder comunicarse con ellos. Los defendió de la explotación y maltrato que recibían de los colonizadores españoles, y en 1591 manda construir el primer seminario para la formación de los seminaristas y clero indígena.

Murió el 23 de marzo de 1606 mientras los presentes cantaban: “Mi corazón se llena de gozo cuando me dijeron iremos, a la casa del Señor”.

Pidamos a este gran santo defensor de los indígenas que alcancemos la virtud de la caridad y servicio por los pueblos nativos de nuestro país.