Una alegría infinita, una alegría de Dios

Motivos para… sonreír y ser feliz

Por María Belén Sánchez, fsp

Una alegría infinita, una alegría de Dios

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Estimados amigos lectores.

Nos encontramos a mitad del año y en un mes en el que tenemos muchos motivos y razones para sonreír y ser felices en la vida. Menciono algunas de ellas para recordar: Día de la Santísima Trinidad (15 de junio), Día del padre (15 de junio), Día de Corpus Christi (19 de junio) y de alguna graduación o aniversario que tengamos en la familia. De hecho, considero que durante un solo día encontramos muchas razones sencillas y cotidianas para sonreír y dejar salir ese hálito de felicidad y alegría por la vida que se nos regala.

A continuación comparto con ustedes algunos pensamientos sobre mis experiencias de la sonrisa en mi vida.

 UNA SONRISA

Happy_woman_2Una sonrisa se prendió en mi vida desde que supe que el Señor me ama, y que hizo para mí los frutos y las flores, el mundo y sus bellezas, el sol y sus atardeceres. Desde que supe que el Señor me ama ha estallado en mi vida un gozo desbordante, una alegría infinita.

Desde que supe que el Señor me ama quiero salir cantando por todos los caminos y gritando a los vientos que me encontré su amor.

Desde que supe que el Señor me ama una sonrisa suave se me prendió en la vida, porque aunque nunca he sabido expresar lo que siento, sé que el Señor me ama con ese amor eterno que da a sus criaturas en todo el universo.

Cuando la felicidad crece en el corazón se expresa en una alegría que florece en una sonrisa.

POR RESPETO

Toda persona, por el mismo hecho de ser persona es merecedora de un respeto infinito, semejante al que Dios tiene por todas y cada una de sus criaturas. Por respeto a los demás se prohíben las risitas malignas, las de doble sentido, y las carcajadas burlonas, generalmente ofensivas.

Por respeto, lo único válido y permitido es la sonrisa serena, benévola, amale y delicada. Aquí son muy válidas las palabras de Jesús: «Yo les he amado a ustedes como el Padre me ama a mí. Permanezcan en mí ´´ (Jn 15,9).

POR EDUCACIÓN

¿Qué entiendes tú por educación? Muchas acepciones podríamos darle, pero yo creo que en la práctica es, sobre todo, un tratar de limar las propias asperezas por deferencia a los demás y como una contribución a la buena convivencia.

Es muy deseable que en la convivencia diaria sepamos dulcificar con sonrisas las inevitables diferencias y suavizar con ellas posibles choques. Pero lo más deseable es que esa actitud brote de la más genuina sinceridad de un corazón educado. Líbrenos Dios de una actitud falsa, hipócrita como aquellos que actúan, “sólo para que la vean y para ser alabados por los hombres” (Cfr Mt 6,16).

POR GENTILEZA

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Dice el Señor que hasta las personas malas saben dar cosas buenas ¡Cuánto más una persona de sentimientos nobles! Estas personas son una bendición de Dios en el ambiente que viven: todo su ser irradia gracia y bondad. Y si es verdad que hay noblezas que producen una gentileza innata, también podemos afirmar que las flores cultivadas son igualmente bellas.

Empezar a cultivar la gentileza no es difícil, basta querer dar de corazón lo mejor y brotarán sin esfuerzos las sonrisas porque “son como la tierra buena en la cual la semilla produce el ciento por uno” (Cfr Mt 13,23).

POR HUMANIDAD

Sólo al ser humano se le ha dado el incomparable don de la sonrisa. Los animales juegan, brincan, cantan, pero ninguno sabe sonreír. Y si este privilegio es prerrogativa humana, lo más lógico será que los humanos saquemos el más jugoso partido de este don, para ser cada vez mejores.

Así podremos escalar los más altos niveles en los que se mueve y desarrolla el ser humano cuando está orientado a perfeccionarse en sí mismo para llegar a lo divino, conforme a la invitación de Jesús: “Sean perfectos, como el Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48).

COMO ORACIÓN

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Si la conversación humana de por sí es cálida y gozosa, lo es mucho más cuando va iluminada por la sonrisa. Pero más importante será acompañar de sonrisas los momentos de oración, en que nos dedicamos a hablar con el Señor.

 

  •     ¿Quién, más que Él, merece nuestra sonrisa?
  •     ¿Por qué quitarle ese toque delicado de la oración?

Sonreír a la gente es importante, sonreír a la vida es encantador; sonreír a nosotros mismos es estupendo; pero sonreír a Dios es maravilloso. Yo creo que se podrá parafrasear el texto de Jesús y decir: “Si sonríen, el Padre también les sonreirá” (Cfr Mt 6,14).

COMO COLABORACIÓN

Todos necesitamos de todos, aunque ciertamente no todos en la misma medida ni en el mismo aspecto. Siempre que busquemos ayuda, podemos dar a cambio una sonrisa; y siempre que se nos pida ayuda, podemos darla ofreciendo, además, gratuitamente la flor de una sonrisa.

Y cuando no está en nuestro alcance brindar esa colaboración que se nos pide, siempre tendremos al menos una sonrisa con la cual podremos dar apoyo y comprensión, que también es una forma de colaboración muy útil.

  • «Dale al que te pida, no rehúses al que te solicita algo prestado ´´- dice el Señor- (Mt 5,42).

Una sonrisa en tu rostro es más efectiva que muchos cosméticos.

 

 

3 Respuestas a “Una alegría infinita, una alegría de Dios

  1. Excelente publicación!!!!….muchas felicidades..para todos los q trabajan para q el mensaje de Cristo llegue hasta cada uno de los lectores….en hora buena….

  2. Muchas gracias María Belén que Dios le preste muchos años de sabiduría y amor para que nos lo comparta. Luz del mundo y sal de la tierra.

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