Paulinas México

Comprender bien el pasado ayuda a vivir el presente, a preparar mejor el futuro.

-26 de mayo de 1948 fundación de las Hijas de san Pablo en México

Al volver los ojos hacia atrás y contemplar el pasado, lo vivido se percibe con una dimensión particular, sólo con esa mirada retrospectiva, se puede ver la acción de Dios en la vida y en los acontecimientos.

Lugares, personas, hechos son reconocidos como signos de la presencia de Aquel que nos compaña, antes, en durante y después.

Nos damos cuenta que El Señor de la Historia, Señor de nuestro pasado y de nuestro futuro, ha estado siempre con nosotros acompañados en el filo de nuestro presente.

Por lo tanto, relatar la Historia de una Congregación compuesta de personas y acontecimientos, de lugares y hechos, es tan sólo una búsqueda de la raíz que se hunde en el testimonio vivo del Amor de ese Dios que nos llamó a seguir más cerca.

Con estas palabras la hermana María Belén Hija de san Pablo, comienza a contar la historia de la Congregación, hoy estas palabras tienen un eco especial ya celebramos un año más de presencia en México de la Hijas de san Pablo. Fue un 26 de mayo de 1948 cuando las hermanas. Bernardita, Diomira, Anunziata y Tecla, llegaron a estas tierras mexicanas, procedentes de Italia. Con ejemplo, palabra y oración, los fundadores el Beato Santiago Alberione y la Venerable Tecla Merlo supieron dirigir y sostener a sus hijas en la nueva misión que Jesús Maestro les encomendaba en la Iglesia.

La hna. María Belén comenta: “Como único equipaje traían un gran anhelo de servir al pueblo mexicano compartiendo la gracia que habían recibido y haciendo llegar a través de los medios de comunicación social, una palabra que fuera promoción espiritual, formación personal y familiar, o una vivencia más auténtica de la religiosidad”.

 

Pero la situación no fue fácil, ya que existía una ruptura entre Iglesia-estado, esto planteaba una situación desventajosa para las religiosas que llegaban a comunicar el mensaje en nombre del Señor. Pero como buenas Hijas de san Pablo afrontaron las dificultades sin dejarse vencer por obstáculo alguno, porque cuando hay un ideal grande en el corazón, genera un entusiasmo mucho mayor, y cuando es Jesús quien habita en el interior todo se puede.

Las Hijas de San Pablo nacieron para el apostolado, para llevar la palabra de Dios a los seres humanos de todo el orbe, para llegar hasta los lugares más insólitos. Es así como se comenzó a ir de casa  en casa llevando la Palabra de Dios a través de Biblias y libros, pero también se vio la  importancia de estar presentes en un punto fijo, donde la gente pudiera acudir cuando lo necesitara, así se comenzó ha establecer poco a poco, en el transcurso de los años las librerías en:

• México DF
• Plaza Comercial Villa de Guadalupe, DF.
• Puebla, Puebla.
• León, Gto.
• Monterrey, Nuevo León.
• Ciudad Juárez, Chihuahua
• 2 en Tijuana, Baja California.
• Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Pero no sólo ha sido el apostolado de la difusión, si no también se escribe, se diseña y hasta hace poco se realizaba todo el procedimiento de impresión.

En estos tiempos donde los medios de comunicación crecen a pasos agigantados, las Hijas de san Pablo seguimos adelante en este apostolado recordando las palabras de Tecla Merlo: “Muchos nunca escuchan hablar de Dios ¿Quién debe llevarlos a Dios, sino nosotras que hemos recibido tanto del Señor y tenemos en nuestras manos medios eficacísimos de apostolado?”

Porque es preciso salir por los caminos (y ahora las redes sociales), llegar a todos, para que el Mensaje de Dios se haga palabra en el corazón de los seres humanos.

Y es así como tomadas de la mano de Jesús hemos camino por 65 años en México,  hemos compartido con todos nuestros hermanos no sólo nuestra congregación y el apostolado,  si lo mas valiosos que tenemos que es Cristo y su Palabra con un testimonio diario.

Agradecemos a Dios porque en su bondad nos ha llamado a cada una de nosotras y en las más duras pruebas ha estado con nosotras; agradecemos también a todas las personas que nos han ayudado tanto espiritual, moral y económicamente, nos seguimos encomendado a sus oraciones y continuamos gozosamente proclamando la alegría del Evangelio por las tierras Mexicanas.