Vocaciones

Por Hna. Julia Karina   de la Paz

Muchos....

Me da mucha alegría que nos estés visitando en este espacio y conociendo acerca de la vocación, que estés interesada en tu futuro y sintiendo la llamada de Dios.

Quiero comenzar diciéndoles esta frase que dentro de la vida religiosa yo repito mucho, “Lo que nos tiene aquí es la iniciativa divina,” Dios ha puesto los ojos en cada una de nosotras.

Jesús MitadFue esta iniciativa de amor lo que lo llevo a crearnos a su imagen, ahora bien, el ser imagen de Dios es una llamada a dar vida a imagen de Dios. Las que sentimos el llamado a la Vida religiosa,  sentimos el llamado a dar vida de una manera espiritual con toda nuestra persona, espíritu y cuerpo en nuestro único e irrepetible “Yo” personal. Porque hemos de vivir una vida fecunda, dando vida en la oración, en la vida en común, en el apostolado, en todo lo que hacemos.

La vida consagrada, enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor, es un don de Dios Padre a su Iglesia por medio del Espíritu. Con la profesión de los consejos evangélicos los rasgos característicos de Jesús —casto, pobre y obediente—. La llamada a la vida consagrada, es una llamada a una relación intima con nuestro Dios. Nuestra consagración significa que hemos sido cautivadas por Cristo, “vida nuestra”, el cual nos fascina absolutamente.

En el pasaje de la multiplicación de los panes nos cuenta, que es a través de las manos de Cristo, que el pan es servido con divina prodigalidad para aplacar  el hambre de la muchedumbre.

Mano-planta

Y esto es porque, el pan es una expresiva imagen de nuestras vidas. Hundido en la tierra (grano), devuelto a la vida y hecho fecundo en las manos de Cristo, ¿no es acaso la imagen del religioso? Abandonarse en Cristo significa ponerse en sus manos como pan, para ser partido por Él. Sus manos sensibles y tiernas, que bendijeron y acariciaron a los niños y experimentaron el dolor de los clavos, no nos destruirán ni nos maltrataran: esas manos que cuidaron, sanaron, perdonaron y devolvieron la vida a los muertos, nos partirán con sumo cuidado, para hacernos fecundas.

Así que no tengan miedo de abandonarse completamente, a dar todo lo que son; recuerden aquel muchacho del que habla el Evangelio, el sólo tenía cinco panes y dos peces, ¿Qué era eso para tanta gente? ¡Nada!  Pero con Cristo fueron abundancia.

“Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo”. (Aparecida 29) ¿Te animas?

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