PARA CONOCER… EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA

Los Medios de Comunicación Social (Intermirifica

Por Ma. del Socorro Pérez Pérez, fsp

Amigos lectores.

Inter MirificaEstamos ya en la segunda aparte del primer mes del año que hemos comenzado apenas hace poco más de dos semanas. Durante los últimos meses del pasado año, he venido presentándoles una reseña brevísima de los principales documentos del Concilio Vaticano II con motivo del 50 Aniversario de su publicación. Con este artículo de nuestro boletín, llegamos al final de este tema referente a las enseñanzas y directrices de los padres conciliares que elaboraron y promulgaron el pasado Concilio. Sin duda hay mucho que necesitamos conocer sobre las enseñanzas de la Iglesia contenidas en los documentos conciliares, por ello nos queda la tarea de leerlo y profundizarlo.

En esta ocasión les presento la síntesis de uno de los documentos novedosos en su tiempo por la temática que se aborda; de hecho, sólo pasó a ser un Decreto dentro del Concilio, pero que ha tenido que evolucionar en su reflexión por la importancia y uso que ha ido adquiriendo con el paso de los años, se trata del documento sobre los Medios de Comunicación Social (Intermirifica) que significa “Entre las cosas maravillosas” y que nos habla sobre el uso y efectos que causan estos medios tanto en los individuos como en la sociedad. Para nosotros tal vez resulte algo muy “normal” el uso de los medios modernos de comunicación, pero hace cincuenta años, la Iglesia ya vislumbraba su desarrollo e influencia sobre todos los aspectos de la vida del hombre contemporáneo. Es por ello que necesitamos conocer la doctrina de la Iglesia sobre este tema para no perdernos en el uso y abuso que desafortunadamente muchos hacen de estos medios.

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 SEMBLANZA DEL DOCUMENTO

Consta de 24 números divididos en una Introducción, dos Capítulos y unas Cláusulas.

 INTRODUCCIÓN.

Los dos primeros números hablan del reconocimiento que hace la Iglesia a la invención de los medios de comunicación masivos que ha facilitado la comunicación de ideas, noticias y acontecimientos de todo tipo. Por ello se hace necesario orientar y disciplinar tanto el uso como los contenidos que divulgan, a fin de que sean aprovechados no sólo para la salvación de los fieles cristianos, sino también al progreso de todo el género humano.

 PRIMER CAPÍTULO.

Hace referencia a que los medios de comunicación deben usarse para el servicio y bien común, de manera que ayude al crecimiento espiritual y moral de las personas.

A la Iglesia: le corresponde el derecho de usar y poseer toda clase de estos medios para usarlos en la educación cristiana, para realizar su obra de salvación de las almas. Tarea primordial es la de los sacerdotes, quienes tienen el deber de educar a los fieles en la doctrina y valores cristianos sirviéndose de dichos instrumentos, cuidando, al mismo tiempo, de su propia perfección y salvación así como a la de todo el pueblo de Dios.

Es necesario que todos los usuarios de los medios se formen una recta conciencia sobre el uso de estos medios, y sobre todo, en lo tocante a algunos temas duramente debatida en nuestros días. El derecho a la información es un derecho que debe contribuir al bien común, lo cual exige que la información sea siempre objetiva y verdadera, honesta y beneficiosa, es decir, que respete las leyes morales de la persona.

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Los destinatarios de la información: deben servirse de los medios para fomentar la virtud, el arte, la ciencia. Además, deben tener una actitud crítica e informarse sobre los juicios o criterios de las autoridades competentes.

Los sujetos de la información: son todos aquellos que de algún modo intervienen en la realización y difusión de las comunicaciones. Deben observar el código moral y atender al bien común. Es su deber formarse y asociarse profesionalmente para cumplir más fácilmente con sus deberes y obligaciones.

Las autoridades civiles: tienen el deber de ordenar el uso de los medios hacia el bien común, y les corresponde proteger y defender una justa y verdadera libertad de los usuarios a la información, sin obstaculizar el conocimiento y práctica de la religión, la cultura y el arte, y proteger a los destinatarios para que puedan gozar libremente de sus legítimos derechos.

Al poder público: le corresponde ocuparse del bienestar de los ciudadanos, debe considerar también como un deber el procurar justa y celosamente, mediante la promulgación de leyes y su diligente cumplimiento, que el mal uso de estos medios no desencadene graves peligros para las costumbres públicas y el progreso de la sociedad.

SEGUNDO CAPÍTULO

Hace refiere al uso de los medios de comunicación en la acción pastoral, y son: medios de identidad católica: Foméntese, ante todo, la prensa honesta. Para imbuir plenamente a los lectores del espíritu cristiano, créese y desarróllese también una prensa verdaderamente católica, esto es, que -promovida y dependiente directamente, ya de la misma autoridad eclesiástica, ya de los católicos- se publique con la intención manifiesta de formar, consolidar y promover una opinión pública en consonancia con el derecho natural y con los preceptos y las doctrinas católicas, así como de divulgar y exponer adecuadamente los hechos relacionados con la vida de la Iglesia.

La formación para el uso de estos medios es responsabilidad tanto sacerdotes y religiosos, como laicos, los cuales deben formarse en la Doctrina, el arte, especialmente las dirigidas a la juventud; esto se logra ayudando y coordinando las iniciativas y los recursos de los productores y distribuidores honestos, recomendando las películas dignas de elogio mediante los premios y el consenso de los críticos, fomentando y asociando las salas pertenecientes a los empresarios católicos y a los hombres honrados.

Finalmente, los padres conciliares orientan sobre la obligación de sostener y auxiliar a los medios católicos: “Para que se vigorice el apostolado de la Iglesia, debe celebrarse cada año en todas las diócesis del orbe, a juicio del obispo, un día en que los fieles sean adoctrinados sobre sus obligaciones en esta materia, invitándolos a orar por su causa, y a entregar limosna para este fin”.

Alberione

Los medios católicos deben ser apoyados y acompañados por los hijos de la Iglesia, quienes tienen la obligación de sostener y ayudar a los diarios católicos, a las revistas y a las iniciativas cinematográficas, emisoras y transmisiones radiofónicas y televisivas cayo fin principal sea divulgar y defender la verdad y promover la formación cristiana de la sociedad humana.

La jerarquía debe apoyar y promover el buen uso de los medios para la evangelización, por lo que exhorta a celebrar una jornada mundial de la Comunicación Social. En el cumplimiento de su suprema atención pastoral a los medios de comunicación social, el Sumo Pontífice tiene a su disposición un organismo especial de la Santa Sede: el Secretariado para la Prensa y los Espectáculos.

Como estos medios estos medios traspasan los límites de las naciones y convierte a los individuos en ciudadanos del mundo, se invita a coordinarse a nivel internacional las iniciativas nacionales en este campo.

CLAÚSILAS

El documento termina con una invitación a observar todas y cada una de las cosas contenidas en el Decreto que de los Padres del Concilio ha aprobado con respecto al uso, contenido y receptores de los medios de comunicación.

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