La oración como encuentro «EL CAFE»

EL CAFÉ

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Hace tiempo había en un pueblito una cafetería famosa por su exquisito café, el cual deleitaba a todo aquel que lo tomara y el establecimiento siempre estaba abierto para todos, todo el tiempo. Su fama se extendió por toda la región, pues había quienes incluso decían que dicha bebida tenía poderes curativos y que su calidez y dulzura llegaban hasta el alma. Conforme su renombre fue aumentando llamó la atención de los científicos y doctores que se interesaban por todo lo que había alrededor de tan singular café.

A medida que se fueron haciendo los primeros descubrimientos más personas llegaron; pero la gente del pueblo se fue alejando, al ver a personas tan sabías en la cafetería y creyeron que no eran dignas de tan prestigiada bebida.

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Pero sucedió un buen día que un joven ante el inclemente frío que azotaba el pueblo, acepto la invitación del Dueño a pasar a tomar un café, le pareció tan agradable que no paro de hablar  de lo sucedido y decidió pasar al día siguiente, pero estaba vez fue acompañado; conforme pasaron los días continuaron llegando cada vez más gente. Al ver esto los científicos, doctores y estudiosos realizaron nuevos trabajos a la luz de la alegría de toda la gente. Los científicos siguieron haciendo estudios, pero siempre compartiendo todo lo que sabían: y todos descubrieron lo más importante, que si bien  era muy bueno conocer los componentes químicos, era mejor saborear el café cada día, pues para eso estaba hecho, para que fuese tomado por toda la gente.

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Saben esta historia se parece a mucho de nosotros que pensamos que la oración, sólo es para sacerdotes, religiosos, teólogos o la gente que esta en grupos parroquiales, pensamos que no somos dignos de acercarnos a orar; pero todo estamos llamados al encuentro con Dios, porque al igual que en la historia Dios sale a nuestro encuentro y nos invita a estar con El.

Si partimos de que la oración es un encuentro, entonces estamos continuamente siendo invitados  por Dios, el cual esta a la puerta llamando sin cesar. Imaginemos que hemos recibido la invitación de Alguien que nos ama mucho o muy importante, ¿qué haríamos? ¿A poco  no quisiéramos ansiosamente tener esta reunión y saber de El y que El supiera de nosotros? Pues exactamente esto es la oración, una invitación constante de Dios, donde nos revela su amor, a través de su presencia en la Eucarística y en su Palabra.

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Podríamos decir que no siempre es sencillo, pero debemos estar convencidos, que es en la oración donde vamos a encontrar la luz para nuestras vidas, para superar las dificultades y realizar todo con esperanza.

Hay que buscar los momentos más adecuados, de sosiego, puede ser  a diario o tal vez por nuestras actividades cotidianas buscaremos un tiempo especial en la semana o en tiempos especiales como adviento, navidad, cuaresma,  etc. El momento que elijamos será bueno lo importante es que lo escojamos y tengamos toda la disponibilidad. Puede ser en una capilla, templo,  en el marco de la naturaleza, en el cuarto o en un rinconcito.

La oración la podemos realizar con otras personas, como, con la familia, amigos o en comunidad; y también de manera individual, sin olvidar que nunca estaremos solos, ya que es Dios mismo quien nos toma de la mano y nos guía por las sendas de sus palabras.

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