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Por: Hna Julia Karina de la Paz

Benedicto XVI “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte

Benedicto catedral

El Papa renunció. Con esta noticia amanecimos el pasado 11 de febrero y durante estas semanas los noticieros de radio y televisión, los periódicos y todas las páginas de Internet del mundo entero han seguido la noticia acerca de la renuncia  de Benedicto XVI.

En lo personal, siempre he considerado a Su Santidad como un hombre fuerte, consciente y lleno de fe, así que no me sorprendió del todo su declaración, ya que Benedicto ha sido un hombre que ha respondido siempre al llamado de Dios en humildad y renuncia. Y es por esto que al anunciar su renuncia lo hizo de manera humilde y consciente, porque ha comprendido verdaderamente el sentido de la llamada que Dios le hizo, que no fue para tomar los primeros lugares, o vestirse de blanco – su llamada fue para ser servidor de Dios y de su pueblo, para seguir a Jesús negándose a si mismo y siempre guiado por el Espíritu Santo.

Benedicto y la Virgen“Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”. Al escuchar estas palabras, que comunican su decisión, recordé su primer discurso, (20 de abril del 2005), en el que dijo que era «Siervo de los siervos de Dios». Tanto ahora, como hace casi ocho años, Benedicto nos ha dejado ver a un verdadero siervo lleno de humildad, dando testimonio de desapego y un consciente  reconocimiento de sus limitaciones. En este mundo lleno de ambiciones Benedicto XVI nos enseña a no aferrarnos al poder, y nos dice con hechos, «he venido a servir, no a ser servido”, demostrando su deseo de servir y su amor a la Iglesia, queriendo lo mejor para ella.

En ese primer discurso también mencionó el legado de Juan Pablo II,  diciendo: “El deja una Iglesia más valiente, más libre, más joven. Una Iglesia que  según su doctrina y su ejemplo, mira con serenidad al pasado y no tiene miedo al futuro”. Nosotros también podemos decir que Benedicto  nos deja una Iglesia más valiente y limpia, tras condenar fuertemente y sin miedo los abusos sexuales, denunciar las injusticias, defender la fe y  mostrarnos a un Dios que es amor (Deus Caritas), lo cual nos lleva a afirmar, “según su doctrina y su ejemplo, la Iglesia Católica puede mirar con serenidad al pasado y no tener miedo al futuro”.

Al escuchar y recodar todo esto, me vinieron a la memoria las palabras del apóstol Pablo “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12,10); y hasta el final seguirá siendo fuerte, ya que se retira a una vida de oración y reflexión. Porque la oración y la contemplación no son actividades para débiles de espíritu, sino para espíritus fuertes. Esperamos que el Señor  le permita enriquecer a la Iglesia con sus escritos, pero sobretodo con su oración por cada uno de nosotros.

Los invito a entrar a un clima de esperanza, fe y oración, dándole gracias a Dios por el don de la vida y vocación de Benedicto XVI y pidiéndole por el próximo Papa que guiará a su Iglesia.

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