Podríamos decir que la Biblia es una gran carta, comprender lo que dice el texto no siempre es sencillo, porque fue escrito originalmente para unos destinatarios de los que nos separan tiempo, espacio, cultura, mentalidad, etc. pero aunque sea un conjunto de libros nacidos en unas circunstancias diferentes a las nuestras, la Biblia es el libro que nos lee, que nos ayuda a iluminar y develar en clave de fe, lo que sucede.
Creemos que en el texto de la Escritura se deja oír la voz de Dios que a través de ella podemos ponernos a la escucha de la Palabra. La fe nos hace saber que en estas palabras humanas es donde Dios nos sigue hablando, dialogando con nosotros. Esta lectura es como dar un paseo de la mano de Aquel que más nos ama. Hay que tomar en cuenta que lo que vamos a leer no es una cosa sino una persona, es Dios mismo que nos viene a nosotros, con su Palabra, en la Biblia.
El por qué leerla, es el hecho de que la Iglesia no vive de sí misma, sino del Evangelio, y encuentra siempre y de nuevo su orientación en él para su camino, es algo que tiene que tener en cuenta cada cristiano, sólo quien escucha la Palabra puede convertirse en su anunciador.
Existe una antigua tradición que es el método de la Lectio Divina, que es una lectura individual o comunitaria de un pasaje de la Escritura, acogida como Palabra de Dios y se desarrolla bajo la moción del Espíritu. Es un ejercicio ordenado y metódico de la escucha personal de la Palabra de Dios.
El monje Cartujo Guido II alrededor del año 1150 recoge y sistematiza la lectura de la Escritura que se hacia en los monasterio, el objetivo no es simplemente informar al creyente sobre Dios, sino, ante todo, transformarlo según la imagen de Cristo. La Lectio Divina según la concibe Guido II tiene un esquema cuatripartido: lectio, meditation, oratio y contemplatio. Antes de comenzar nuestra Lectio Divina es necesario disponernos y prepararnos, es en este momento cuando invocamos al Espíritu Santo.
Lectio: consiste en una lectura pausada y repetida del texto bíblico hasta conseguir apropiárnoslo, es sinónimo de escucha, se saborea las palabras, fijándose en los detalles, los personajes, sus actitudes, lo que hacen, lo que dicen. Se grava en la memoria y en el corazón las palabras, más significativas, las frases que te hayan cautivado. La pregunta clave es: ¿Qué dice el texto?
Meditation: la meditación es una operación reflexiva de la mente que investiga, con ayuda de la razón, el conocimiento de la verdad, es como un alimento que se desmenuza , las preguntas que se han de responder en este momento es: ¿Qué me dice le texto? ¿Qué dice de mí el texto? Para descubrir la actualidad permanente de la Palabra, las visitas de Dios, para vivir en sintonía con Él, dar pasos según su proyecto amoroso. Meditar es repetir, reflexionar, recordar, penetrar, descubrir, asimilar. Es un proceso que se realiza en lo profundo del corazón y nos ayuda a conocernos a nosotros mismos con la mirada de Dios, a la luz de Dios.
Oration: la oración abraza toda la Lectio Divina, de hecho toda ella es como una escuela de oración, que se prolonga a lo largo de toda la jornada; la pregunta que orienta este tercer momento es: ¿Qué me hace decirle a Dios este texto? Dios nos habla y escucha, nos maravillamos de la Palabra que hemos recibido, así que en este momento le respondemos desde lo más profundo de nuestro corazón.
Contemplation: Toda Lectio Divina se orienta hacia el encuentro personal y amoroso con Dios que se explicita como don, contemplar es encontrarse con la Palabra más allá de las palabras, nos equivocaríamos si concibiéramos a la contemplación como introspección psicológica, como éxtasis enfermizo o como elevación de la realidad. La autentica contemplación es una inserción en lo más profundo del designio salvador de Dios, que lleva al compromiso y a la acción, para hacer presente en el mundo dicho designio salvador. Porque el autentico encuentro con Dios desemboca en el encuentro con los hermanos, la pregunta que guía a la acción es: ¿Qué me hace hacer o a que me compromete el texto?
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